Llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de escribir algo parecido a una novela, y remarco lo de 'algo' pues no creo poseer la capacidad de escribir una novela tal cual, si no más bien eso: un algo. Pero, como suele ocurrir en estos casos, no terminaba de decidirme debido en gran parte al conocido como 'pánico al folio en blanco'.
Muchas preguntas se agolpaban en mi cabeza, ¿por dónde empezar?, ¿cuál sería la línea argumental?, ¿en qué género encuadrarla?, etc. Todo ello me ha estado frenando durante un tiempo hasta que hace unos días se me ocurrió una cosa: ¿y por qué no contar una historia por partes en un blog?, es más, ya puestos ¿por qué no hacerlo con la ayuda de otra persona?
Así que se lo propuse a mi amigo Gonzalo, que sé que le gusta esto de escribir, y aceptó de inmediato mi propuesta.
Así que se lo propuse a mi amigo Gonzalo, que sé que le gusta esto de escribir, y aceptó de inmediato mi propuesta.
La idea sería la siguiente: cada uno publica semanalmente su trozo de relato, que es la continuación del trozo anterior escrito por la otra persona. La única regla es mantener un mínimo de coherencia entre un trozo y otro para que el conjunto mantenga una cohesión global, pero por lo demás, se dispone de total y absoluta libertad creativa.
De esta forma, la historia será mucho más dinámica, pues habrá dos maneras distintas de contar las cosas. Y desde el punto de vista del escritor también es mucho más divertido, pues uno no puede tener muchas cosas previstas en mente porque hasta que no lea el último fragmento publicado no sabrá realmente el punto en el que se ha quedado la narración para poder darle continuidad. Y mucho menos podrá aventurarse a idear situaciones futuras, pues el futuro inmediato de la historia no depende de uno mismo sino del otro escritor que será quien continúe la historia.
De esta forma, la historia será mucho más dinámica, pues habrá dos maneras distintas de contar las cosas. Y desde el punto de vista del escritor también es mucho más divertido, pues uno no puede tener muchas cosas previstas en mente porque hasta que no lea el último fragmento publicado no sabrá realmente el punto en el que se ha quedado la narración para poder darle continuidad. Y mucho menos podrá aventurarse a idear situaciones futuras, pues el futuro inmediato de la historia no depende de uno mismo sino del otro escritor que será quien continúe la historia.
En definitiva, esto no tiene mayores pretensiones que las de pasar un rato divertido escribiendo una historia y, si además consiguiésemos entretener a algún lector, pues mucho mejor.
Y una vez dicho esto, veamos cómo sale el experimento....
Antonio
